viernes, 3 de agosto de 2007

dia de Shabbat

Shabat: "Mucho más que un simple descanso"
Nuestros sabios nos enseñan que el Shabat es uno de los pilares dentro de los valores del judaísmo. Podría surgir el siguiente cuestionamiento: ¿Cómo puede ser que una fiesta (y el Shabat es una fiesta) se repita todas las semanas, de la misma manera? Imagínense Uds. si tuvieran todas las semanas la misma fiesta, la misma música, el mismo hotel, los mismos cantantes, la misma ropa. Todas las semanas igual. Ya se tornaría algo rutinario y dejaría de ser placentero. Entonces ¿Cómo puede ser que una fiesta como el Shabat se repita todas las semanas? Y más, si recién dijimos que es un pilar en el judaísmo. Tendría que ser como Iom Kipur. Sabemos que Iom Kipur, el día máximo, lo festejamos una vez al año. Pero Shabat, todas las semanas lo mismo, ¿no se torna un poco monótono?. Vamos a tratar de comprender como en realidad no es así.
El folleto no me convence
Muchas veces nos ofrecen viajes turísticos mostrándolos como viajes paradisíacos y luego, al vivenciarlos, vemos que no era tal cual nos los planteaba la propaganda y nos desilusionamos.
Al hablar de Shabat, el video es diferente. Parece pesado, no hay música, no hay palmeras, no hay turismo. El folleto es blanco y negro, el video no es digital. Pero es como aquel que llega al aeropuerto, al hotel, y realmente encuentra lo que buscaba. Cuando lleguemos al Shabat podremos ver que es mucho más lindo de lo que parecía, mucho más que los demás folletos.
Tenemos alrededor de 52 Shabatot al año. Imagínense ir 52 veces a un mismo lugar. Las cosas que son verdaderamente buenas, uno las repite siempre y nunca se cansa de hacerlo. En cambio, aquellas que no responden a nuestros ideales, terminan por agobiarnos.
Respondiendo a la pregunta inicial: ¿Cómo puede ser que una fiesta como el Shabat se repita todas las semanas? La primera contestación es: el Shabat nos demuestra que es algo interesante todas las semanas, justamente porque lo podemos repetir todas las semanas. La pregunta encierra su respuesta.
Socios en la creación
En la Torá está escrito: "Seis días trabajarás (taavod) mas el séptimo día no harás ningún trabajo (melaja)". Cuando la Torá menciona esto, utiliza 2 palabras distintas: en primer lugar dice "taavod", termino que deriva de la palabra "avodá", que significa trabajo. Luego, emplea el termino "melaja", que también significa trabajo, en referencia al hecho de no trabajar en Shabat. La Torá es sagrada y cada palabra tiene un motivo, ¿ Por qué entonces emplea términos distintos en referencia al trabajo? ¿ Cuál es la diferencia entre "avoda" y "melaja"? En lashón hakodesh hay una diferencia. El término avodá implica un trabajo con esfuerzo, con transpiración, pero sin transformar nada (por ejemplo: llevar todas las sillas de un lugar a otro, subir 10 o 20 pisos por escalera). Melaja es cuando uno utiliza una materia prima y la transforma en algo ( por ejemplo: un joyero toma un pedacito de oro y lo transforma en un anillo).
Entonces, lo que no se puede realizar en Shabat es todo lo que tiene que ver con Melaja, es decir, nos referimos a trabajos en que utilizamos materia prima y la transformamos en algo. No se puede encender la luz, pero si subir un montón de pisos por escalera. ¿Por qué impide esto el Shabat?
Cuando Di-s creó el mundo, ¿Cómo nació el primer hombre? Nació de la tierra. Luego, Di-s creó una mujer. Y a su vez, el hombre y la mujer se unieron para tener 2 hijos: Kain y Evel. ¿Qué edad tenía el primer hombre sobre la Tierra (Adam) cuando nació? Hay quienes dicen que tenía 40 años. Era un hombre adulto. Nació ya formado. En cambio, Kain y Evel nacieron como bebes. Podríamos preguntarnos, ¿Por qué Di-s no hizo que el segundo hombre sobre la Tierra naciera igual que el primero? ¿Por que hizo que el hombre tuviera hijos? ¿ Por que ordenó esa mitzva? ¿ Por que no hizo un mundo con todo ya creado: las mesas, las sillas, etc.? ¿Por que Di-s no hizo que como empezó, el mundo siga igual?
Dicen nuestros sabios, que Di-s quiere en la creación del mundo un socio y ese socio somos nosotros. Entonces Él dio lo primero: el primer hombre, la primer mujer. Y después les ordenó que tuvieran hijos. Di-s quiere que seamos socios de Él. ¿A quién no le gustaría ser socio de un algún gran banco? Nosotros tenemos un socio mejor que es Di-s. El mejor socio que podemos tener es Él y Di-s nos pide que nosotros seamos sus socios. Por eso nos dejo a nosotros la posibilidad de seguir creando. "Quiero que el segundo hijo lo traigas vos, que la mesa, el micrófono, el reloj, etc. lo hagas vos. Quiero que lo hagas vos, con la materia prima que yo te doy." Pero es tan grande la confianza que nos da Di-s, que también hay un peligro: Podemos llegarnos a olvidar de Di-s, de que Él es el verdadero dueño del mundo.
Veamos el siguiente ejemplo:
"Una vez un empresario vio a un hombre con problemas económicos y le ofreció ayuda. Le dio 3 millones de dólares y le propuso abrir un negocio en sociedad. El hombre se quedó sorprendido, sabía como hacer negocios pero le había ido mal. Decidió aceptar la oferta. Trabajó y trabajó con el dinero que le habían prestado y logró incrementarlo. Por otra parte, el socio capitalista seguía invirtiendo en la empresa, para que cada día creciera más. Llegó un día en que el socio que no poseía nada al principio, se olvidó de aquel que lo había ayudado cuando no tenía nada. Se olvidó de él, porque no lo veía en la empresa, seguía viajando por el mundo. Entonces empezó a entender que el verdadero dueño de la empresa era él. Pensaba: "Yo estoy todos los días trabajando, me levanto temprano, hago todo yo. ¿El otro que hizo? ¿Qué tanto? Me dio 3 millones y listo, y todos los años pone un millón más. El dueño soy yo." Inesperadamente, vino el verdadero dueño de todo esto y empezó a sugerir sobre ciertos cambios en la estética del lugar. Su socio, furioso, le dijo: "¿Vos quién sos?" Entonces, aquel que un primer momento decidió ayudarlo, le recordó quien era el verdadero dueño."
Esto es un ejemplo nada más, pero también puede pasar en nosotros. Di-s nos dio un mundo para que nosotros seamos socios de Él. ¿Pero cuál es el problema cuando somos socios y pensamos que hacemos constantemente todo? Nos podemos llegar a olvidar de Di-s. Pensamos que nosotros somos los verdaderos dueños del mundo. Para que no ocurra esto, cuando Di-s nos eligió como socios también nos dio el remedio para eso y nos ordenó cuidar el Shabat. " El séptimo día no quiero que trabajes. No quiero que tomes mi materia prima, aquella que Yo hice, y la transformes en algo. El séptimo día vos no sos mi socio. El único dueño el séptimo día soy yo." De esta manera, todos los shabatot, cuando hay ciertas cosas que nosotros no podemos hacer, nos volvemos a acordar quién es El verdadero dueño en este mundo, quién es El que mantiene, El que supervisa y El que creó el mundo. Di-s hizo un día de descanso, de no hacer, para que nosotros creamos en Él.
Entonces, por un lado nos hace muy importantes ubicándonos como socios de Él. Pero, por el otro lado, también nos da el remedio. Nos dice: "Hoy mando Yo." Esto quiere decir que Hashem es quien dirige todo siempre.
Vemos como el primer punto que nos enseña el Shabat es la creencia en Di-s. Emuná. Cuando no puedo prender la luz, trabajar, etc; porque ya se hizo Shabat, ¿Qué pasa que no puedo hacer todo lo que quiero? ¿No soy acaso yo el dueño del mundo? ¿ Quién me va a venir a decir que no puedo hacer determinada cosa? La Torá, Di-s. Y es muy bueno ser socio de Hashem y saber quien es el verdadero dueño de todo esto.
Honeg Shabat: El disfrute de Shabat.
La guemará nos dice que el Shabat le da un condimento especial a nuestras vidas. Todo se ve distinto: la comida sabe más rica, las cosas se ven diferentes, etc. ¿Cuál es el motivo? Nuestros sabios nos explican que el Shabat es una unidad de tiempo diferente a las demás. En cada semana hay 7 días, pero dentro de la semana hay 2 tiempos: los 6 días de la semana y el Shabat. Y se superponen. Son 2 tiempos distintos, 2 mundos diferentes. Cada uno elige a que mundo entrar ese día.
Cuando llega el día de Shabat, pensamos que al no poder hacer determinada cosa, nos están cortando la vida. Como un bebe que depende de su madre completamente, que se alimenta por medio de ella, al cortarle le cordón piensa que le quitan la vida, pero después debe mejorarse para disfrutar de ella. No te quiero cortar la vida. Tu vida está acá. Pero estás pasando a otra atmósfera, estás entrando en otro mundo, aprovecha. Probá. Dejá que yo corte y disfruta del Shabat. Hay que entender que el Shabat no es un simple descanso. Cuando hablamos de descanso, la Torá nos enseña que en Shabat no descansa el cuerpo. Para descansar el físico dormimos todas las noches. ¿Qué es lo que descansa verdaderamente en Shabat? El espíritu. Por eso dice "Shabat Vainafash". El termino "vainafash" deriva de "Nefesh" (alma). Lo que el día de Shabat hay que hacer es descansar el alma. Para poder disfrutar del Shabat hay que entrar en ese mundo, hay que probarlo. Al llegar el Shabat, debemos sacarnos el traje de la semana y dejarnos poner el traje de Shabat (un traje nuevo no puede vestirse sobre otro traje). Dejando de lado las preocupaciones semanales, podremos realmente disfrutar de él. Es una unidad de tiempo especial. En Shabat recibimos una Neshama Ietera (alma adicional). Nuestra alma se renueva, rejuvenece. Nuestro semblante brilla resplandeciente. Es algo increíble disfrutar del Shabat, es el placer más grande del mundo. Por eso cada vez que termina, estamos esperando que empiece otro.
¿Qué beneficio concreto el Shabat trae a nuestras vidas?
Cuenta el Midrash que cuando Moshé fue a recibir la Torá le preguntó a Di-s: "Son 613 preceptos que nos están dando, ¿Cuál es la recompensa de todo esto? Entonces Hashem le contestó que la recompensa es el Olam Ava (mundo venidero). Aquel que respete y tenga un buen camino en este mundo, comportándose como un buen ser humano, va a tener Olam Ava. Moshé continuó diciendo: "Comprendo todo esto, pero yo tengo que hablar a 3 millones de personas en Har Sinai y decirles que cumplan 613 mitzvot. ¿Y cuál va a ser el pago? Olam Ava. Me van a preguntar ¿Qué es Olam Ava? ¿Alguno lo vio alguna vez? Nadie. Van a querer obtener algún beneficio en este mundo concretamente.Entonces Di-s le respondió: Te voy a mostrar algo que tengo guardado para que puedan ver lo que es Olam Avá. Un poquito, como una especie de muestra gratis: esto se llama Shabat. Cuando la gente viva el día de Shabat y observe sus leyes, va a comprender lo que es Olam Avá. Olam avá es un mundo de almas, en donde la materia ya no existe. Lo que queda de nosotros es el alma y vive ahí, en un mundo totalmente espitirual, en un mundo donde estamos conectados totalmente con Di-s. El día de Shabat es el día donde nuestra alma se conecta totalmente con Di-s.
La Guemará dice: "Shabat hi mekor haberajá" (El Shabat es la fuente de toda bendición). ¿Quién no quiere la bendición de Di-s? ¿Quién no quiere tener éxito, estar alegre? Nosotros como judíos sabemos que para llegar al éxito, a la felicidad, que mejor socio que estar junto con Di-s. Por eso, el día Shabat, es el día en que nuestra alma se agranda, donde vivimos casi en Olam Avá. Estamos conectados con Di-s uno al lado de otro. Y cuando uno esta al lado de Di-s, Él enseguida manda Berajá.
El Shabat es entonces, una conexión con Di-s, de una manera placentera y esto nos trae a nosotros Beraja.
Aquel que siente lo que es un Shabat verdaderamente, vive un día lo que es el Shabat, nunca se lo va a olvidar y va a estar esperando que venga el otro.
El placer que hay este día es increíble: la comida, la vestimenta, la cara resplandeciente, Y hay una sola manera de darse cuenta que es increíble, vivirlo. El folleto quizás no es el mejor, pero cuando uno vive la experiencia del Shabat, jamás se lo puede olvidar. Cuando volvemos a comprender todas las semanas que Di-s es el dueño del mundo, revivimos el placer de Shabat, nos conectamos con Di-s totalmente y la Berajá posa con nosotros. Entonces pedimos que vuelva el Shabat. Es increíble pero real. Vivirlo es algo especial que no se puede explicar tanto en palabras. Pero renueva nuestras fuerzas, nuestra alma, nuestra emuná y es la fuento de la berajá.

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